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Blog El Barrio Que Queremos

Reimaginar el cambio

… reimaginar la revolución

Taller con Amador Fernández-Savater

Hay mil prácticas cotidianas de cambio y transformación, pero se desarrollan muchas veces sin lenguajes ni imágenes propias, bajo el peso del imaginario revolucionario del pasado: la vanguardia consciente, organizada en Partido, al asalto del Palacio de Invierno.

Este “desacople” entre las imágenes de cambio y nuestras prácticas nos limita: siempre estamos mirándonos en un espejo que nos devuelve un reflejo encogido de nosotros mismos; o bien no hay ningún espejo en el que mirarnos.

Reimaginar la revolución supondría repensar y rehacer las imágenes de lo es un cambio social y sus distintos componentes: el sujeto, el enemigo, la organización, la estrategia, el conflicto, las tácticas, el tiempo, la militancia.

9 respuestas a «Reimaginar el cambio»

Buenos días,

soy Javier, uno de los presentes de cuerpo en el taller de ayer. La sesión me sugirió muchas ideas que en el momento no fui capaz de compartir. Así que aprovecho esta mañana de sábado y la invitación a participar en este ciberespacio para trasmitirlas mejor articuladas de lo que podría haberlo hecho ayer. Primero describo mi lectura de la charla de ayer y luego realizo una pequeña intervención polémica.

La presentación inicial de Amador y varias de las intervenciones siguieron el hilo de la temporalidad. La revolución, entendida como un proceso larvado y subterráneo, no puede ni debe obedecer a los ritmos que se imponen y constituyen al sujeto neoliberal. La inmediatez, la precariedad, la ansiedad por perder el tiempo, la acción irreflexiva, etc. amenazan con impregnar a quienes nos comprometemos con la transformación social, en tanto somos sujetos neoliberales. La temporalidad del capitalismo del método Just In Time, de los Smartphones, del endeudamiento y de la precariedad nos atraviesa. Esta temporalidad nos hace dudar de nuestros compromisos si no nos ofrecen resultados visibles, tangibles y rápidos.

Por el contrario, una política que nos permita construir formas de vida más deseables debe responder a la temporalidad de los afectos. Una política que comience en los problemas cotidianos que nos tocan a cada una; que vaya de abajo a arriba; que no parta de grandes conceptos e ideales, sino que emane de la vida misma; que haga cada momento y acción valioso y no un mero medio dentro de una gran estrategia; etc.

Para ilustrar la contradicción entre ambas formas de pensar y practicar la política, Amador utilizaba la imagen de una asamblea del 15m en la plaza de San Cayetano: se pasaron más tiempo discutiendo la periodicidad de la asamblea que discutiendo el propósito u objetivos de esta. Si la asamblea merece ser vivida y levanta la suficiente ilusión, pasará a formar parte de la vida cotidiana de las personas y obedecerá a sus propios ritmos: tendrá su propia temporalidad.

Sin embargo, la temporalidad neoliberal no es solamente una forma de coacción externa de la que podamos desprendernos. También conforma nuestra subjetividad profundamente. El neoliberalismo es deseable, porque constituye nuestro deseo. Los departamentos de recursos humanos en las empresas, la publicidad que nos rodea permanentemente, las nuevas formas de pedagogía que se introducen en centros educativos actualmente, etc. son algunos de los aparatos encargados de ello. La otra cara de la moneda es que tanto compromiso con nuestra formación profesional y nuestro trabajo genera un agudo malestar psicológico, como se refleja constantemente en cifras de depresiones, trastornos de ansiedad y suicidios.

Del sufrimiento y el malestar puede surgir politización, pero no tiene por qué surgir una politización «emancipadora». De la política emanada de los problemas cotidianos puede surgir la xenofobia o el racismo, como vemos día tras día en Europa. Quizás, las abstracciones y grandes ideas que orientaron la política durante el pasado siglo fueron responsables de las mayores barbaridades. Estas abstracciones fueron elevadas a categorías universales, leyes de la historia o Sujetos metafísicos y, por lo tanto, dejaron de ser mitos que movilizaban y animaban para ser tan o más opresivas como las leyes del mercado, el fin de la historia o el no hay alternativa de Thatcher. Sin embargo, las resistencias que surgen de todo poder no son unívocas. Los seres humanos juzgamos y operamos a través de prácticas y representaciones, y estas pueden adoptar formas excluyentes y opresivas. Por ejemplo, un problema de delincuencia protagonizado por jóvenes inmigrantes en el barrio puede dar lugar a procesos muy distintos.

¿Qué quiero decir con todo esto?

Por un lado, la política de los afectos es imprescindible hacer del malestar, politización y romper parcialmente con la temporalidad neoliberal. No obstante, la orientación excluyente o incluyente que puede tener esa politización depende, en buena medida, de abstracciones, no emana espontáneamente de la cotidianidad. Pensar que la historia ya no está de nuestro lado pasa por reconocer también esta cuestión.

Por otro lado, el neoliberalismo es mucho más amplio de lo que pueden serlo nuestras redes afectivas, es decir, la temporalidad neoliberal seguirá constituyendo una forma de coacción objetiva y procesos de subjetivación, mientras no se construyan alternativas que permitan formas de vida alternativas a una escala amplia. Para superar la dimensión de los afectos son necesarias abstracciones, prácticas y formas de organización que vinculen experiencias inconexas y permitan construir potencias transformadoras. Estas, si quieren tener algún tipo de éxito, deben conectar con la vida cotidiana, pero no reducirse a ella.

Hola! Mi nombre es Raquel y participé del encuentro del viernes 6. Me pareció muy bueno, y que abrió muchas sendas para pensar.
Acerca del manejo del tiempo que nos impone el neoliberalismo, considero lo mismo que planteaba Amador, sobre construir desde el deseo, de hacer de la política algo que tenga que ver con nuestra vida. Pero, para plantear más variables, me pregunto si el deseo no se encuentra tan colonizado por el capitalismo como el tiempo. Por lo cual, no se si el deseo está capacitado para ser la guía principal que nos lleve a la «aurora después de la larga noche». Considero que la voluntad de cambio profundo de las condiciones de existencia amerita ser sostenida, también, por el compromiso y ¿por que no? por cierta dosis de obligatoriedad y de urgencia. Aquí me sumo a la observación que hizo un compañero, que el liberalismo arrasa y a una velocidad considerable.
Gracias por abrir estos espacios para pensar y repensar
Saludos a todes! Nos vemos la próxima

Para el próximo día 20 de noviembre (fecha señalada) ;- ))

En la próxima sesión vamos a pensar la cuestión del enemigo. ¿Cómo repensar la enemistad política? ¿Qué hacer, por ejemplo, con los votantes de Vox?

Hay tres lecturas aconsejadas (en el libro, es el capítulo 3):
El 15M y la imagen de enemigo: entrevista a Juan Gutiérrez
Cooperar con el enemigo: una lección de Juego de Tronos
Resistencia noviolenta en Palestina
Y para premio, señalo otras dos:
Política partisana y política de partido
Lawrence de Arabia y la no-batalla de Sol

El enlace para participar en el taller es:
https://meet.jit.si/TallerPensamiento-AFS

Y el vídeo de la primera sesión está en el canal La Atenea Guindalera Youtube

Amador nos propone para la próxima sesión la cuestión del «conflicto».
En el libro es el capítulo que empieza en la página 271.
Y aportará algo nuevo sobre el tema, no un simple resumen de lo que ya podéis leer en los textos, sino algo al hilo pero distinto.

Este viernes 18 será la última sesión del seminario y Amador propone para ella:
«Lo que ahora veo más importante: para reinventar la revolución, no necesitamos sólo un cambio de ideas, sino en primer lugar un cambio en la relación entre nuestra vida y esas ideas. Eso sería el «habitar». Se habita desde el cuerpo y los afectos.
Me gustaría pensar entonces la cuestión de los afectos como motor de la política, ¿qué significa eso?
El texto en torno al que podemos conversar será este: https://www.filosofiapirata.net/del-paradigma-del-gobierno-al-paradigma-del-habitar-por-un-cambio-de-cultura-politica/«

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